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sábado, 29 de octubre de 2011

Tecnología y futuro

Hace unos años, pongamos veinte, algunos si no muchos eran los que decían que los ordenadores eran el futuro. Hace unos años, pongamos diez, mucha gente decían que los ordenadores eran el futuro. Desde entonces alguna vez me lo han dicho y yo he contestado que no, que ya eran el presente. Hoy en día no es concebible una oficina, de nada, sin un ordenador. Creo que Punset en alguno de sus libros hablaba también de "nativos digitales" para referirse a los niños para los que un ordenador es algo mucho más común que una vaca, por ejemplo.

Hará también un par de semanas me enviaron un vídeo en el que se veía un niño, niña quiero recordar, manejando un iPad y viendo con toda normalidad cómo este respondía a sus dedos. En cambio, luego le daban una revista de papel y le cambiaba completamente la expresión. Pasaba una y otra vez el dedo pero las imágenes no se movían. A lo más que llegaba era a pasar página lo cual dejaba otro "iPad inservible" ante ella.

Creo que ese vídeo, y muchas cosas más pero en particular ese vídeo, simboliza lo que diré a partir de ahora. Los ordenadores ya no son el futuro, ya son el pasado. No es solo que yo ya tenga claro (todo lo claro que se pueda tener) que ya no me compraré un ordenador de sobremesa sino que en el mejor de los casos será otro portátil como han sido los últimos tres ordenadores "convencionales" que he comprado. Pero es que al ritmo que va la tecnología dudo que vaya siquiera a comprarme otro portátil. Lo más seguro es que el próximo portátil que sustituya al que compramos a principios de año sea un tablet o incluso un móvil que se conecte por HDMI al televisor (que será el monitor) y al que añada ratón y teclado inalámbricos.

De hecho ya estoy empezando a modificar mis hábitos de consumo de información digital. Si bien es cierto que sigo leyendo noticias en el ordenador, cada vez más las leo en el tablet o en el móvil. Hoy por ejemplo me he tumbado en la cama a descansar pero como no tenía sueño, cogí el móvil y mientras escuchaba la grabación del programa de radio que suelo escuchar en el coche al volver del trabajo, iba quitando, una a una, todas las noticias que tenía almacenadas en Google Reader. Además, durante esta semana he mejorado alguna de las suscripciones que tenía en Google Reader con el uso de FeedRinse por lo que ya hay un menor número de elementos que no me interesaban y la experiencia es mucho mejor.

Por otro lado me pica el gusanillo de trastear con el móvil e incluso instalar alguna versión de Android que no sea la oficial con el único objetivo de quitarme todas esas aplicaciones inútiles que vienen instaladas y que las operadoras no te dejan desinstalar. Aunque bueno, ya veremos cuál es la vida del gusanillo. Lo mismo se trata de un gusanillo de vida corta y sin mucho futuro.

Y precisamente hablando de futuro, retomo mi idea general de esta entrada. Una vez dicho que los ordenadores son el pasado, que el presente son las tabletas y los móviles y el futuro no sé muy bien cómo será pero pueden ser materiales con propiedades maravillosas propias de ciencia ficción a los que se les hable (ahí está el SIRI de Apple), me interesa saber cómo será el mío no en vano, como decía Woody Allen, es donde voy a pasar el resto de mi vida.

Por supuesto que no lo tengo claro y no sé si es el momento de tenerlo pero quizás sí que es el momento de pensar en él. Por ejemplo, la directora de mi banco me envió un correo el otro día para que me abriera un plan de pensiones. Me pasé toda la tarde informándome sobre las ventajas y desventajas de los Planes de Pensiones, los PPA o simplemente quitar cuota de la hipoteca. Me hice una hoja excel y simulé decenas de casos. Los resultados podían variar según la elección (o según cómo saliera la elección) en 100.000 euros por ejemplo. Cuando ya tenía claro que lo mejor posiblemente era el Plan de Pensiones o PPA pero que implicaba una inseguridad/riesgo que quizás no merecía la pena, llegué a otra página donde  hablaban de las cosas que no te cuentan cuando contratas el producto. Y ahí ya dejé de hacer cuentas.

Ayer me volvieron a preguntar desde el banco por el producto. Les pedí que me informaran sobre todo lo que importa y que curiosamente en la web (donde me habían dicho que mirara) no aparecía o al menos no de forma evidente. Me emplazaron a ir a la sucursal a que me lo explicaran. No puedo, no tengo tiempo, mi horario no acompaña y además tengo mis dudas acerca de si me lo explicarán bien, o al menos como a mí me gustaría. Entre otras cosas de poder hacerlo imagino que me podían haber informado por correo, que para eso está la tecnología, para facilitar la vida, no para yo tener que llegar un día tarde porque me han estado explicando cómo funciona el plan de pensiones y las diferentes comisiones que existen.

Un saludo, Domingo.
P.D.: Hoy he enviado un tuit a @UPyD y a @pinedaandalucia, el candidato de UPyD por la provincia de Málaga. Les he sugerido que no se opongan a que a los políticos les paguen el ADSL y los iPhones. En vez de eso que lo promuevan, que hagan videoconferencias y nos ahorremos las dietas. Seguro que los pobres contribuyentes nos ahorramos muchísimo.

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