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domingo, 23 de octubre de 2011

15 años después (II)

Una entradita rápida para comentar las experiencias vividas aquella noche. La verdad es que, al igual que hubo momentos (sobre todo los iniciales cuando apenas había nadie de mi promoción) en los que ni fu ni fa, hubo otros en los que lo pasé muy bien viendo cómo afloraban antiguos recuerdos tanto en mí como en otras personas, recuerdos que en muchos casos eran absolutamente complementarios porque trataban de cosas que el otro no recordaba en absoluto. Como puntos principales:

Hubo más de 150 personas y ya están pensando en la próxima porque hubo mucha gente que no pudo asistir. A mi juicio, tiene más sentido hacerlas en plan americano, por promoción porque es verdad que allí no conocíamos al 80% ó el 90% de la gente.

Mi  opinión es que todo se preparó con muy buena fe pero con éxito relativo. Eché de menos un programa (o adherirse a él si es que lo hubo), un sitio con mejor acústica y algo más formal en plan mini-conferencias de 10 minutos que permitieran a la gente ponerse al día de muchas cosas. Que conste que es lógico que no sea así, al menos en la primera ocasión que se hace en 20 años y que conste también que prepararlo podría quitarle naturalidad pero lo contrario tiene sus desventajas como que la gente no se reconoce o tenga  que contar  la misma historia varias veces.

Yo mismo fui testigo, mejor dicho, protagonista de una metedura de pata por no reconocer a mi interlocutora. En concreto había visto a una chica bajita que me resultó ligeramente conocida pero que supuse que estaría en la clase de al lado a la mía. Todo lo contrario, era de mi misma clase y me llevaba muy bien con ella. Al menos a ella le pasó lo mismo conmigo, no me reconoció pero sí que tuvo el desparpajo de preguntar a las amigas :-). Por cierto, esta chica estuvo contando alguna de sus desventuras culinarias, desventuras que no voy a contar aquí porque no es plan de decir que usó lo que no era para hacer aquello :-). El caso es que era tan divertido que le pedí permiso para contárselo a mi mujer y que la pobre viera que alguna de las cosas que a ella le han pasado tampoco son tan graves :-).

Entre las cosas  negativas, la ausencia de muchos de los chicos (solo dos fuimos) incluyendo aquellos que eran mis mejores amigos en la infancia. La verdad es que el contacto que mantenemos es prácticamente nulo por no decir completamente nulo, pero hubiera estado bien que hubieran podido asistir.

Y entre las cosas positivas, sin duda, el reencuentro con la Señorita Manoly quien me pidió que no la llamara de Usted y a quien, con todo el dolor de mi corazón (tampoco fue tanto) le dije que no podía ser, que son costumbres muy arraigadas y eso no se podía cambiar. No se lo dije porque no tuve la ocasión pero le iba a decir también algo que probablemente me enseño ella: hay que llamar de Usted a las personas que nos superan en edad, conocimiento o posición social y en esta ocasión se cumplían las tres.

Resumiendo, la fiesta estuvo muy bien. Creo que establecer la costumbre de repetirla de  forma anual no estaría mal aunque el hacerla con mayor frecuencia (tal como algunos sugieren) podría provocar que la gente se harte y se olvide pronto.

Por último, casualidades de la vida, este jueves me encontré cuando entraba al pabellón de Carranque con mi antiguo profesor de Educación Física del instituto: Rubén. Lo reconocí al instante y él también me reconoció. Hablamos durante unos minutos, resultó que conocía o era conocido por alguno de mis compañeros de fútbol y me preguntó por mis compañeros de instituto. Le dije que no sabía nada de prácticamente ninguno de ellos y que además ahora no vivía en Málaga. De nuevo otra casualidad de la vida, también resulta que él vive por aquí.

De él recuerdo varias cosas, por ejemplo que uno se tomó un trippy (o eso dijo) y estuvo haciendo tonterías en su clase. También que siempre nos decía que teníamos que correr a la velocidad que nos permitiera hablar con el compañero de al lado, algo que me sirvió mucho la primera vez que perdí peso a base de correr mi horita diaria. Y por último, cuando desde la segunda planta alguien se dirigió a él (con la cabeza aproximadamente tan llena de pelos como la mía) de la siguiente forma:

¡¡¡Ay rockabillie con el tupé!!!

No echo de menos esos tiempos pero, ciertamente, sí que resulta agradable recordarlos.

Un saludo, Domingo.

2 comentarios:

  1. Estas entradas me han recordado a una de mis canciones favoritas: "20 de abril" de Celtas Cortos. ¿Habrá alguien que no se sienta así?

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  2. Pues la verdad es que no lo sé pero supongo que sí, que todo el mundo se sentiría así. Al menos fue la sensación que me dio. Por otro lado, mientras que esperaba que viniera la gente pensé que habría estado bien ver un mapa tipo Google Maps con una animación de las idas y vueltas de cada una de las 150 personas que estábamos allí. Imagino que muchos apenas se habrán movido, otros no habrán parado de moverse y en aquel momento estábamos todos compartiendo cena en el mismo restaurante. Un guión para una película de autor :-).

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