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sábado, 26 de febrero de 2011

Acaba febrero

Acaba febrero. A decir verdad todavía le quedan un par de días. Quizás no debería dictar su sentencia de muerte de forma tan despreocupada pero me gustan los riesgos :-). Así que acaba febrero y con él se va , además del 16% del año, la andadura en Hattrick (el miércoles perdí con las botas de fútbol virtual puestas), la primera fase del trabajo que nos va a ocupar este año en el trabajo y supongo que algunas cosas más. Acaba febrero pero quedan otras cosas, como el compromiso de la aseguradora de averiguar qué está causando la humedad o algunos momentos especialmente graciosos en el trabajo.

El miércoles pasado, 23F, ocurrieron varias cosas. La primera fue que la aseguradora mandó al detector de fugas que la certificó pero no la localizó/centró como se dice en su jerga. El fontanero, también enviado por la aseguradora, tampoco lo hizo. Tras perder la mañana con ellos, volví al trabajo. Ya no recuerdo muy bien lo que hice aquel día pero posiblemente casi lo mismo que todos los días. Sí que recuerdo que en la radio hablaban de otro 23F, el famoso. También recuerdo que tenía un 50% de posibilidades de ganar o empatar el partido de Hattrick y otro 50% de perder. Esta vez tocó cruz. Tampoco me importó mucho, haber llegado esta vez a formar parte de los 8 últimos (que no mejores) hacía que el resultado quedara casi en anécdota. Pero el caso es que no pensé en escribir sobre HT. Pensé en escribir sobre el 23F.

Todo el mundo comentaba estos días qué hacía aquel día. Bueno, al menos todos los que tuvieran una cierta edad. Yo no llegaba a los 5 años y no recuerdo absolutamente nada. Este es el principal motivo por el cual pensé en titular la entrada del blog con algo así como: "No recuerdo absolutamente nada del 23F". En particular, no recuerdo al general Armada ni a Suárez ni si el Rey estaba al tanto o lo auspiciaba y junto a él un amplio elenco del arco parlamentario. Y casi que tampoco me importa hoy en día. Y supongo que esto es malo. Es malo porque hay que tener presentes los momentos en los que nuestra integridad (como personas individuales, como grupo, como estado ... ) corre peligro. Por otro lado es bueno porque significa que durante toda mi vida he vivido en democracia/pseudodemocracia (pseudodemocracia más que nada porque la Constitución es del 78 pero viendo lo que tenemos ahora casi que no haría falta hacer el inciso).

Sin embargo, lo que más me ha llamado la atención estos días no es ni el 23F ni si debería estar más o menos interesado. Lo que más me ha llamado la atención es algo recurrente en mí: el paso del tiempo. He visto estos días fotografías de hace 30 años. He visto personas que estaban en la plenitud de la vida y ahora son ancianos. He leído a gente que comentaba cómo los llamaron el 23F al teléfono de la oficina "porque entonces no había móviles". No hubiera estado de más decir que no escribieron nada al día siguiente en su blog ni en twitter "porque entonces no había internet" :-).

Sobre este y otros asuntos, he visto actores o presentadores de televisión de cuando yo era un niño. Antes eran jóvenes y ahora apuran su segunda juventud. He visto fotos de la empresa (de su gente, claro está) de hace 10 años y no puedo sino maravillarme de lo rápido que pasa el tiempo y del efecto que va teniendo en nosotros, en todos los sentidos.

A mí antes me preocupaban algunas cosas, entre ellas las que más, posiblemente los amigos. Me daba mucha pena haber perdido el contacto con tal o cual persona. Ya la verdad es que no. En general, situaciones que antes me hubiera tomado de una forma, ahora me las tomo de forma muy distinta y no lo lamento, en todo caso lamento no haberlo hecho antes.

Un saludo, Domingo.

sábado, 19 de febrero de 2011

La importancia de merecer

Dice la RAE de merecer:
(Del lat. vulg. *merescĕre).
1. tr. Dicho de una persona: Hacerse digna de premio o de castigo.
2. tr. Dicho de una cosa: Tener cierto grado o estimación. Eso no merece cien pesetas.
3. tr. desus. Conseguir o alcanzar algo que se intenta o desea, lograr.
4. intr. Hacer méritos, buenas obras, ser digno de premio.

Y ya si hablamos de edades, está la edad ... de merecer.
1. f. Época en que los jóvenes buscan mujer o marido.

Yo ya no estoy en edad de merecer. Al menos no en el sentido que indica la RAE pues ya no busco ni mujer ni marido. Para lo primero está mi mujer y para lo segundo están los partidos de fútbol de los sábados cuando me acorralan junto a la valla (normalmente con balón de por medio) y me amenazan. Bueno, mejor dicho, me amenaza, porque siempre es el mismo. Y no digamos nada si la fruta que te llevas para comerte durante el partido es un plátano. Quizás por eso hoy he llevado una naranja :-).

Pero volviendo al inicio, hay muchas cosas que nos preguntamos continuamente si son merecidas o no. Algunas son importantes, una enfermedad, algo que pasa en tierras lejanas o a unos metros de nosotros, nuestro trabajo diario ...

En tierras lejanas hay revoluciones. Revoluciones que están cambiando el presente y, sin duda, cambiarán el futuro. Lo que no sabemos es si para bien o para mal. Algunos están plenamente convencidos (o lo parecen) de que para bien, otros, de todo lo contrario. Había un chiste gráfico muy bueno sobre la situación en Egipto. Se veían varios encima de una pirámide quitando la cúspide. En la pirámide podía leerse de arriba hacia abajo "AUT" en la cúspide y "OCRACIA" en el resto. A la vez, camino de ella caminaban otro par de parejas, ambas con sendas cúspides. En una se podía leer "DEM" y en otra, portada por personas con chilabas negras, "TEO". Era un muy buen chiste gráfico que resumía, con tres palabras, la tensa situación egipcia.

Aquí en casa (y aunque no es un consuelo en la mayoría del mundo), tenemos los políticos que nos merecemos. Ahora en Twitter parece que se está poniendo de moda el hashtag #nolesvotes para intentar que no se vote ni a PSOE ni a PP. Hay por ahí incluso ingeniosos juegos de palabras, otra vez, que dicen "No les votes, bótalos". Lástima que haya que ser anterior a la LOGSE para entenderlo, claro está :-).

Y en el trabajo pues hay un poco de todo. Esta semana hablábamos sobre un jefe. Había quienes decían que todos los jefes eran moderadamente iguales y quienes defendían que no, que había diferencias. Yo estaba en los primeros. Por supuesto que habrá diferencias pero lo normal es que sean los gerentes los que decidan quién promociona a gerente. Y lo normal será que busquen condiciones similares a las suyas. Esto sin necesidad de entrar a valorar si hace bien su trabajo o no. Entre otras cosas porque, al no saber qué es lo que hacen, nunca puedes saber si algo sale mal por su culpa o algo no salió peor gracias a él.

No era la intención de la entrada, pero ya puestos me puedo preguntar en voz alta si yo merecería un puesto superior o no en esta u otra empresa y hay dos respuestas, una de ellas se podría decir que gallega. La no gallega sería que merecería un puesto superior en otra empresa pero no en esta porque aquí se valoran otras cosas que no son ni mejores ni peores, simplemente son otras cosas. Y la segunda, emanada de la primera es que si sé qué se pide, estaría en mi mano darlo con el fin de maximizar mis posibilidades. Ambas respuestas las conozco desde hace mucho tiempo.

Pero hay más cosas que nos podemos preguntar si se merecen o no. Por ejemplo, el cacho de carne con ojos que ha retado a Anonymous se merece que alguno de Anonymous lo encuentre, la policía lo detenga (afortunadamente lo que ha hecho ya sí se castiga con cárcel) y que en la cárcel alguien lo tenga de animal de compañía y no precisamente para darle cariño. La verdad es que no voy a decir nada más porque, al contrario de lo que siempre suelo hacer, empezaría a escribir cosas que no me gustarían.

Ciertamente esto ocurre porque vivimos en sociedad y además en sociedad civilizada. Ahí afuera, en los campos, en los ríos, en las selvas, en los mares, no hay tanta compasión con el prójimo. Ahí no se merece ni la vida ni la muerte, simplemente se vive o se muere con una crueldad que nos puede llegar a aterrar.

Y, para acabar, no sé si un toque de frivolidad o simplemente un experimento que da que pensar. Esta semana volví a pasar ronda en copa. Ya son 12 y el próximo miércoles jugaré cuartos de final. Esta vez la cosa sí que pinta bastante peor y, a pesar de todo, tampoco es descartable una nueva victoria. Semifinales y final sí que pasarían ya por lo que no tendría otro nombre más que el de regalo del azar. Pero la pregunta es, ¿merezco estar en cuartos? ¿merecería ganar la final?. Si por merecimientos entendemos simplemente un equipo potente pagando sueldos astronómicos, la respuesta sería que no. Pero el caso es que he dejado en la cuneta a varios equipos de esos, equipos que pagaban el doble de sueldo que yo. Yo jugaba en casa, claro. Y entonces saltan la segunda y la tercera parte importante que hay que considerar. Por cierto que la tercera vuelve a salir aquí también.

La segunda no sería sino una ampliación de la primera. Además de tener jugadores que cobran mucho hay que saber disponerlos. Hay que saber qué tipo de equipo tiene más probabilidades de éxito, qué tipo de cambios son más beneficiosos (prácticamente nadie hace cambios, yo hago mínimo dos por partido), etc. Eso yo lo metería dentro de los merecimientos. La tercera parte, en cambio, son simplemente las reglas. Y las reglas dicen que en ciertas situaciones vas a jugar en casa, en ciertas fuera pero casi como en casa, en otras directamente fuera y en otras (ojalá llegue a verlo pues significaría que he pasado) en campo neutral. Cada una con una serie de implicaciones. Pero mucho más importante que estas reglas es la principal de ellas, los resultados son pseudoaleatorios. Se tienen en cuenta los merecimientos de los contendientes pero el resultado final es al azar. Merecer no es igual a conseguir y, por ejemplo en el fútbol, los goles no se merecen, se marcan.

Por esto mismo, un resultado o una serie de ellos afectados por un fuerte componente estocástico del experimento no lo hacen ni más ni menos merecidos, eso es total o casi totalmente independiente. Nadie merece que no le toque la lotería. Igualmente, nadie merece que le toque. Bueno, quizás yo sí, así que un día de estos aprovecharé para comprar :-).

Un saludo, Domingo.

sábado, 12 de febrero de 2011

Temas pendientes

Dediquemos la entrada de hoy a los temas que tengo pendientes. Al menos a algunos de ellos. Así que vamos por partes:

1.- La quijotesca aventura tuvo su conclusión hace un par de semanas. Probablemente hubiera debido comentarlo antes porque así no se me hubieran olvidado las cosillas que se me iban ocurriendo conforme lo terminaba de leer. Creo que me ha pasado lo mismo en los tres idiomas, las últimas 100-200 páginas del libro, o quizás alguna más, me han hecho valorar todavía más la importancia del mismo. Ya comenté en su día los consejos de Don Quijote a Sancho, comenté también el genio de Cervantes inventando historias dentro de historias llegando incluso a rizar el rizo cuando un libro que cuenta la historia del mismo libro, escrito por cierto por otro autor y en cuyo interior se hayan textos o citas del autor que escribió pero no escribió el libro, el propio Cervantes.

Hay libros que se leen con mayor facilidad. Lo bueno de los libros de Dan Brown (creo que también del resto de autores de éxito estadounidenses) es que parece que escriben un guión de película más que un libro por lo que se leen muy fácilmente. Lo malo es que, aun siendo buenos, no hay ni punto de comparación. Aunque cuando escribía lo anterior pensaba en Dan Brow, ha habido otros Best Sellers que me han dejado más huella y con ellos intentaría comparar. Por ejemplo, me gustaron mucho "Los pilares de la tierra" de Follet o "El médico" de Noah Gordon pero no dejan de ser una historia o incluso una buena historia, mejores o peores "simples" historias. El Quijote simplemente creo que trasciende el mero mundo literario. El Señor de los Anillos posiblemente tiene otras cualidades, empezando por la creación de todo un mundo nuevo pero, hasta que se me pasen los quijotescos efectos, me da que ha cedido su primer puesto en el ranking de libros que hay que leer al menos una vez en la vida.

Echando cuentas, creo que si mis libros favoritos son los que más he releído, en el podio estarían los dos anteriormente citados y "Los miserables", que algún día, si lo encuentro, compraré también en francés para leerlo. Ahora mismo, por eso de descansar, estoy precisamente con uno de esos que parecen guiones: http://www.lecturalia.com/libro/16569/next . Para después, no sé muy bien qué cogeré, pero quizás "El Símbolo perdido" de Dan Brown o incluso "El mundo sin fin". Todavía tengo tiempo para pensarlo :-).

2.- Trabajo. Ahí seguimos, intentando concienciarme de que tengo que salir a mi hora como la gran mayoría de mis compañeros. Algunos avances voy consiguiendo e incluso contemplo con un cierto divertimento momentos que antes hubiera contemplado de otra forma muy diferente.

3.- Política. A finales del año pasado y principios de este sentí la llamada de la política. Pensaba, y pienso, que PP y PSOE se merecen un castigo. Contemplé, desde el nacimiento de Ciudadanos y luego de UPyD, la posibilidad de votar a un tercer partido que pudiera convertirse en bisagra y los obligara a cambiar. Un gran partido de centro, pedía yo. Ciudadanos descarriló un poco aunque parece que últimamente han vuelto a los orígenes, pero no han pasado de ahí. UPyD se me presentó como la mejor alternativa y pensé que era mi obligación como ciudadano el apoyar un movimiento así, independientemente de que pueda o no coincidir al 100% con su ideario. Por este motivo, creí conveniente afiliarme, a pesar de haber dicho más de una vez y haber pensado más de mil que sería muy complicado que yo contemplase esa posibilidad porque estaría perdiendo algo de mi libertad. No quisiera en un futuro "manchar" mi credibilidad metiéndome en algo tan "sucio" como la política es ahora. Por otro lado, ahora también pienso que no querré en un futuro echarme en cara el no haber dado ese paso y que, por mi culpa y la de muchos otros que hagan como yo, sigamos como ahora. Debería haberme afiliado ya, cuando tuve el impulso, pero lo voy dejando. Supongo que tampoco me debe tirar tanto. ¿Lo terminaré haciendo?. ¿Quién sabe? :-).

4.- Hattrick. La semana pasada conté con cierto detenimiento lo que había pasado durante los diez miércoles anteriores. Pues bien, este miércoles se volvió a repetir: gané. Y el próximo jugaré los octavos de final, 16 equipos en liza, unos 4 que son bastante mejores que yo y el resto aproximadamente de mi nivel. ¿Qué pasará?. Pues el miércoles tendremos la respuesta porque precisamente al equipo al que me enfrento es uno contra el cual puede pasar cualquier cosa.

Un saludo, Domingo.

sábado, 5 de febrero de 2011

Muy contento

¿La semana?. La verdad es que no ha estado mal; no puedo quejarme. Lo mejor de todo ocurrió el martes, ese día sí que lo acabé particularmente contento.Contento en concreto por tener todo mi culito unido sin cortes ni desgarros (sin ningún tipo de connotación sexual). El caso es que, en el trabajo, fuimos a comer al sitio de siempre. Era temprano, sobre la 1, porque tenía una reunión a las 2 (por cierto, cuando digo que la semana ha sido buena, me refiero a lo extralaboral, lo laboral cuenta o no para la semana según me parezca :-D).

El restaurante estaba prácticamente vacío, solo una persona creo que compañero de empresa de un amigo, al que conozco de vista. Esta persona estaba en la mesa de al lado de la que solemos sentarnos, un pelín retrepado viendo algo en su iPad o similar. Con el fin de no molestarle y habida cuenta de que aquello estaba completamente vacío, fuimos a otra mesa. Dos mesas más allá para ser exactos. Fueron unos segundos de indecisión porque mi compañero (y además vecino) y yo creo que dudábamos sobre si el otro tendría alguna preferencia en particular. Al final no sé si decidimos los dos o decidí yo que iba primero. Tras esos momentos de indecisión y para no darle además más vueltas, nos sentamos tal como estábamos, cambiando lo que suelen ser nuestras posiciones habituales. Esta vez yo miraba hacia la barra del bar ...

Bueno, eso de que nos sentamos es un poco atrevido. Él se sentó y yo lo intenté pero no pude. Me reincorporé al sentir que había topado con algo duro, muy duro. Pensé que quizás había puesto la cartera sin darme cuenta en el asiento, aunque no era probable pues no recordaba haberla sacado del
bolsillo ni tampoco es algo que se te caiga así como así. Miré hacia el asiento para ver qué es lo que había y cuál no sería mi sorpresa al ver media copa rota en el mismo. La copa estaba en una posición algo inestable aunque tan inexplicable como afortunadamente me había sentado sobre ella y ni me la había clavado ni se había roto. La cogí, la puse en la mesa mientras trataba de asimilar aquello y no puedo recordar exactamente cómo estaba pero todo parece indicar que, afortunadamente de nuevo, la parte pulida estaba hacia arriba y era la que se había llevado la peor parte :-).

Se lo comenté a los camareros con los que tengo confianza (uno de ellos es además amigo) y me dijeron que había sido el yerno del dueño, el "enchufado". Yo intuía que era el yerno del dueño porque mientras que sus compañeros van siempre que parece que se hayan tomado un éxtasis, él parece que se haya tomado un valium. No dije nada más aparte de aquello y creo que no solo porque los conociera, a algunos personalmente. Probablemente si me hubiera pasado en otro sitio tampoco hubiera dicho nada. Otros en cambio seguro que hubieran formado una buena.

A veces me gustaría ser así, pero no me sale :-).

También hay otros motivos para estar contentos, aunque estos la verdad es que más banales, muchísimo más banales y que, en todo caso, solo tienen relación con el prurito de haber acertado diez veces seguidas el resultado de tirar al aire una moneda cargada o, dicho de otra formar, de haber pasado diez rondas en copa de Hattrick.

A ver, Hattrick tiene 73.000 usuarios en España. De esos, yo suelo estar entre los 1000 primeros. A veces entre los 300 y los 700 (cuarta división), a veces el 1000 y poco (entre los primeros de quinta división). Visto como percentiles, suelo estar por encima del 98 ó del 99 o lo que es lo mismo, de cada 100 equipos solo uno o dos, como mucho, son mejores que el mío. Luego aparte de eso habrá que ver los equipos que han ahorrado durante mucho tiempo simplemente para armar un equipazo de estrellas y vivir durante unos meses en una división alta, pero esa táctica es tan legítima como otra cualquiera y por tanto no es criticable.

Los datos anteriores ya inflan algo tu ego, de forma tonta ya lo sé, pero lo inflan. Sin embargo, hay más. En copa entran 32000 equipos aproximadamente (exactamente serían 2^15=327628 equipos. De esta forma, al cabo de 15 eliminatorias queda un único campeón. Un equipo de mi nivel, o el mío al menos, suele llegar de media a la ronda quinta, sexta o séptima. Las primeras son fáciles porque te enfrentas a rivales muy inferiores pero a partir de la cuarta o quinta ya te enfrentas a rivales que son casi como tú, pero además juegas en su casa.

Es lógico, tras cuatro eliminatorias quedan 2^11 = 2048 rivales. Lo más normal es que estén entre los 2000 mejores, aunque alguno habrá que se haya ido colando a base de suerte. Pues bien, si eres el 700 y juegas contra el 1400 en su campo, normalmente el partido no es fácil. Es más, si él juega con sus titulares porque quiere pasar ronda a toda costa para batir su récord y tú juegas con suplentes (o la mitad de ellos) porque quieres minimizar los problemas con las lesiones, tarjetas, etc. el partido se iguala todavía más. Y si encima quieres jugar relajado para tener ventaja en liga, todavía más.

Si tienes suerte y pasas la séptima ronda, el número de equipos restantes es de 2^8=256. El nivel ya empieza a ser de consideración y los que tuvieron demasiada suerte, es más que probable que ya hayan dejado de tenerla. En concreto en mi caso tuve suerte porque la séptima ronda me enfrenté a un equipo de nivel parecido al mío pero que era también de Andalucía por lo que partía con menos desventaja que si hubiera sido de cualquier otro sitio y no solo eso, por haber subido la temporada anterior de quinta división a cuarta, pude jugar la octava ronda en mi campo, algo que simplemente cambia las cosas.

Así que no solo pasé la octava ronda y la novena y la décima contra equipos muy fuertes que, parcialmente por estrategia, parcialmente por suerte, acabaron mordiendo el polvo. Y esa es la situación actual, undécima ronda, 2^5= 32 equipos en liza, dieciseisavos de final. El partido será muy complicado pero algunas opciones sí que tengo. Digamos que un 30-70 o incluso un 40-60. De ganar, pasaría a octavos, solo 16 equipos en liza, de los 32.000 que iniciaron el periplo. En cualquier caso, de ocurrir, ya lo celebraré. Por ahora, simplemente el récord personal de la undécima ronda ya es para celebrarlo. Aunque suponga tirar la liga :-(.

Y para terminar tanto HT, cambiemos a algo más interesante pero también relacionado con el fútbol. Esta mañana el partido ha estado bien. Me he encontrado casi en mi mejor forma; perder ese par de kilillos que se resisten desde las navidades y poco más. A ver si poco a poco lo vamos consiguiendo.

Un saludo, Domingo.