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sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz Año 2012

Habida cuenta de que el final del 2011 no ha sido el mejor de todos, solo puedo desear que el 2012 sirva en cierta forma para paliarlo. Sobre todo en lo personal porque parece que en lo general las predicciones no son demasiado halagüeñas. Esperemos que se equivoquen y que la recuperación se adelante un poquito. Por falta de deseos no será; de hecho, el nombre del blog para el 2012 ya está elegido:
Domingo's Blog (2012 ¡¡¡Feliz Año!!!).

Pues con esto y un bizcocho, cerramos el blog por este año. Que todo el mundo lo pase bien esta noche y tenga cuidado con todo lo que rima con noche, en particular el coche y la ingesta de alcohol a troche y moche.

Un saludo, Domingo.

martes, 27 de diciembre de 2011

Android Vs Apple

Hoy he sido destinatario de una picarona andanada hacia el sistema operativo que se ejecuta tanto en mi móvil como en mi tablet. La andanada, ejemplo puntual de una serie periódica, proviene de un apologeta del software propietario, antes de Microsoft y ahora de Apple. Al igual que en otras ocasiones, tenía como objetivo el barco insignia del movimiento del software libre, antes linux en general y ahora Android.

Pues bien, resulta que tenía precisamente apuntado en la lista de cosas sobre las que escribir, la analogía del ecosistema Android en particular y Google en General con el liberalismo y la de los productos Apple con el comunismo. De hecho, lo que tenía previsto no era tanto Android/iOS sino las cúpulas de las diferentes empresas. Más concretamente lo que me pregunté fue si Steve Jobs habría conseguido ser un buen presidente de gobierno. No solo eso, me planteé hacer algo que seguro que se ha hecho ya, al menos se ha hecho con McDonalds. http://www.euribor.com.es/2011/12/08/mc-donalds-2/

En concreto sería interesante ver cuántos países tienen un PIB inferior al presupuesto o a la facturación anuales de los dos grandes colosos del mundo de la informática, es decir, del mundo, con el permiso quizás de Amazon y alguno más. Sería interesante también ver cuál es el sueldo medio de un empleado de Google o de Apple y la distribución, si el reparto es más o menos justo o injusto, si hay más clase media o se basa en empleados "mileuristas" en relación con los sueldos de la empresa o del país en el que trabajen.

Sería también interesante ver cómo eran estas cifras cuando Jobs cogió las riendas de un Apple, en quiebra técnica, que diría José María García. Y todavía más interesante saber el sistema de gestión empresarial que tienen la compañía de la manzana o la del buscador. Desde fuera pareciera que en Google promueven la iniciativa privada con el famoso 20% del tiempo de cada trabajador para proyectos propios que, de ser interesantes, la compañía puede acabar incentivando y hasta haciendo una joint venture. También desde fuera, pareciera que Apple mantenía un férreo control sobre todos los procesos y que no se hacía nada sin la supervisión y aprobación del propio Jobs.

Una vez establecidos los cimientos, las deducciones no tienen mucho recorrido. Google se podría asemejar a un sistema capitalista basado principalmente en el liberalismo, pongamos EEUU por ejemplo. Apple se podría asemejar a un sistema capitalista/socialista, pongamos China, por ejemplo, donde se hace lo que el líder dice y nadie osa contradecirlo.

Lo que sí tiene más recorrido son las interpretaciones sobre las deducciones. En concreto puede tener más o menos sentido ver a las empresas como países o puede tener más o menos sentido asemejar los funcionamientos internos a sistemas políticos tan distintos. Pero lo que, a mi juicio, no tiene sentido es el partidismo de si uno es mejor que otro porque uno es el Madrid, otro el Barcelona y yo soy del Madrid o del Barcelona. La verdad es que no encuentro sentido a los "fans" de uno u otro lado que cual rivales deportivos de toda la vida se dedican a lanzarse puyas en vez de analizar fríamente qués es mejor, qué es peor y reconocer que para conseguir una meta no hay necesariamente una única forma de conseguirlo. Yo tengo Android porque es el que más se adaptaba a mis necesidades, va razonablemente bien y a un precio que me pareció suficientemente bueno. Dicho de otra forma, mis necesidades eran de gama media o, a ser posible, media/alta y solo Android me proporcionaba acceso a esta gama. Si mis necesidades hubieran sido otras pues me hubiera planteado elegir entre la gama alta de Android y la única gama de Apple y posiblemente me hubiera decantado por Apple y ahora mismo estaría igual de contento que estoy con mis dispositivos Android.

Y también tiene recorrido el preguntarse si Jobs hubiera sido un buen presidente del gobierno. Eso, afortunada o desgraciadamente, ya no lo sabremos.

Un saludo, Domingo.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Me apreciaba ... y yo a él

No solo hay momentos buenos; también los hay malos. Y dice el acervo popular que hay más de uno y además tienden a coincidir en el tiempo. En este caso, se han concentrado en una serie de pérdidas de las cuales solo una ha sido realmente importante. Las otras, más accesorias, pero también pérdidas por eso de no quitarle la razón al refranero popular.


En la parte accesoria, hace menos de un mes tenía tres gatos. En un solo día desaparecieron dos de ellos para siempre. Un par de semanas después el tercero desapareció y ahora mismo hay pocas esperanzas de que vuelva a aparecer. Ojalá que nos lleve la contraria, que no estaría mal, nada mal.

En la parte importante, mi suegro. Hace un mes estaba perfectamente, o así lo parecía. Desgraciadamente no era cierto y todos éramos ajenos al profundo mal que le afectaba y que en unas semanas acabaría con su vida. No es ni el momento ni el lugar de dar detalles y, evidentemente, no los daré, pero el martes pasado se produjo el luctuoso hecho. Pasada la una de la tarde, mi mujer me llamó comunicándomelo. Había querido llamarla por la mañana pero primero una reunión de trabajo y luego el trabajo en sí lo había impedido. Terminé lo poco que tenía que terminar, le comenté la situación a mis responsables y me dirigí al hospital.

Al llegar allí me encontré con mi cuñado, subimos y allí estaban mi mujer, mi suegra y algunos familiares más. Tras los iniciales momentos de emoción, terminamos de recoger los efectos personales y bajamos. Mi hermano apareció por allí y empezó a agilizar los trámites burocráticos. La verdad es que solo puedo agradecerle cómo se ha portado.

Algo menos de un par de horas después partió el coche fúnebre para el tanatorio y nosotros para la casa a cambiarnos. Nada más llegar a la casa, me encontré con el destrozo que había causado el perro en la jardinera. Eso era ya lo que faltaba, pero bueno, nada en comparación con lo importante. Tras adecentarnos fuimos al tanatorio de donde la familia de primer grado no saldría hasta el día siguiente y yo igual excepto por una escapada a la tienda para hacer una compra que el destino había precipitado.

Hasta ahora había acudido a velatorios pero nunca había pasado la noche en una tanatosala. El caso donde hubiera sido más probable que lo hiciera me pilló a dos vuelos y dos taxis de distancia: el fallecimiento de mi tío Fali hace ya dos años. Esta vez fui testigo, en primer lugar de cómo se hacen estas cosas en los pueblos (ignoro si en Málaga se hace igual). Esto incluyó que parte de la familia se acercó al Mercadona de rigor para comprar alguna que otra cosa que sirviera de tentempié y/o permitiera esquivar el sueño. No sé si fue por eso, muy probablemente no, pero el sueño me fue esquivo. El único momento en que parecía que iba a dar una cabezada me sorprendió soñando con mi perro mordiendo un cable eléctrico y me desperté sobresaltado acordándome de los ancestros del perro hasta, posiblemente, tiempos de Ludovico.

Sobre las 9, habida cuenta que la ceremonia religiosa sería a las 12:30, regresamos a la casa para tomar una ducha y vestirnos apropiadamente. Aprovechamos también para dejar a mi suegra en su casa y que procediera a hacer lo propio y para pasarnos por el campo a dar de comer a los animales, que los pobres no tenían culpa de nada. Una vez con el deber cumplido y con algo de agua por encima, aproveché que mi forma física actual es prácticamente similar a la de mi hermano hace diez años para vestirme de negro, tal como mi suegra deseaba. Todos los yernos lo hicimos y también mi cuñado. Posiblemente se trata de algo que hoy en día no tiene mucho sentido pero también es cierto que hay que entender que nuestras costumbres no son las costumbres de nuestros padres y que no costaba trabajo hacerlo.

Volvimos al tanatorio y poco después tuvo lugar la ceremonia. Una ceremonia completamente diferente a cualquier otra en la que haya participado. Creo que cualquier hecho diferencial puede ser destacado.
En primer lugar los yernos y el hermano de una nuera porque mi cuñado estaba, lógicamente, muy afectado, llevamos el féretro.Al día siguiente me dolería la zona del hombro donde la madera se apoyó estaba ligeramente adolorida pero en el momento la verdad es que se llevaba bien aún sin estar acostumbrado.
En segundo lugar, en el pueblo pasa todo el mundo tras la misa dando el pésame a la familia. Serían unos diez minutos en los que yo, pegado a la escalera de la salida, tuve que ayudar a no menos de tres o cuatro personas mayores que se tropezaban o trababan al subirlas.
En tercer lugar porque aguanté aceptablemente bien las emociones hasta después del entierro. Sin embargo, cuando miré al empleado público que se encargaba de sellar el nicho con su palustre y su yeso, y descubrí que llevaba un reloj como el que mi suegro siempre había llevado, incluso hasta dentro del hospital, no pude evitarlo y romí a llorar. Imagino que cada uno tendrá su resorte que le hace traspasar ese umbral variable que define cuándo las emociones pueden contigo o tú con ellas. El mío fue ese.

En fin, se nos ha ido mi suegro, un buen hombre. Recuerdo ahora algunas de las palabras que dediqué a mi abuelo cuando escribí sobre su muerte. Creo que dije fundamentalmente eso, que fue un buen hombre. A mi suegro lo conocí mucho menos pero quizás mi edad me ha permitido sacar más enseñanzas del poco tiempo que lo traté. Se trataba de un hombre con una sola palabra de valor superior al de la firma. De esos que puede tardar en darla, pero si la da es para cumplirla. Ya lo dice el refranero: los últimos en prometer son los primeros en cumplir. El trato áspero que ha podido dedicar a otras personas y que era característico de su personalidad nunca lo he percibido cuando hablaba conmigo. Creo poder decir que me apreciaba ... y yo a él. Personas con sus pocas cosas malas nos quedan muchas, con las muchas buenas, nos quedan muy pocos, diría yo. Esperemos que alguna vez vuelvan, si no esos tiempos que los vieron nacer, sí ese tipo de personas.

Un saludo, Domingo.

Feliz Navidad

Aprovecho que este año no voy a enviar felicitaciones personalizadas para enviar una genérica. El martes, poco antes de tener que salir antes de lo previsto del trabajo, me pidieron que hiciera alguna rima de Navidad. Así la hice ... y así la reutilizo.

Me llenan de orgullo y satisfacción,
En estas entrañables fechas,
Abrir con esfuerzo la botella,
Acompañar con la vista el tapón.

Mirando la marca aquella,
Donde acorchado quedó el techo,
Alzo la copa, del cava, lecho.
Un brindis la noche sella.

Nos queda ya poco trecho,
Unos días de emoción,
Comidas, juguetes, ¿carbón?
Y el 2012 ya está hecho.

Un año Nuevo que nos traiga,
Y que todos seamos testigos,
Todos nosotros, queridos amigos,
Salud, Amor, dinero … y lo que caiga.

Un saludo, Domingo.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Viviendo

Estas últimas semanas han sido bastante ajetreadas, "hectic" que dicen los ingleses, y lamentablemente no del todo para bien. En estos momentos se alegra uno por estar sano y le gustaría que todos los miembros de la familia lo estuvieran. Es cierto que son etapas de la vida, en concreto la última. Ahora cobran todavía más sentidos las lágrimas de Jose. Mucho me tempo que pronto seré testigo de algo similar y probablemente colabore.

En fin, por lo demás todo bien. Alguna que otra cosilla pendiente para escribir en el blog y también alguna que otra consideración sobre mi propia persona. En particular, a diferencia del año pasado esta vez sí que me he puesto en serio con la tarea de bajar de los 80 kilos. Ya estoy en esa fase a la que no llegué el año pasado según la cual durante el día voy cambiando varias veces de pesar más de 80 kilos a pesar menos. Mi físico lo agradece y mi juego los sábados (ahora no estoy yendo los jueves por mor del primer párrafo) también. Corro más rápido, aguanto más y sigo teniendo la misma pésima puntería que siempre.

No sé si decir que me sorprende la falta de voluntad de algunas personas para luchar contra su metabolismo porque, al igual que las otras veces, no me está costando trabajo comer menos. Sí que es cierto que a la voluntad hay que ayudarle. Me explico; tardé años en comprender que, aunque supuestamente en mi casa yo no comía tanto, realmente sí que lo hacía. Además la forma habitual de "poner la mesa" con platos variados de los que vas picando no ayudaba mucho. En primer lugar porque estaban ahí, no tenías que hacer ningún esfuerzo para que aparecieran. En segundo lugar porque te da cosa que quede comida en el plato ... en cualquiera de ellos. En cambio, cuando he vivido solo, no he tenido ese problema porque yo decidía qué y cuánto comer. Y normalmente eran cosas más ligeras y en menor cantidad.

Lo anterior es aplicable sobre todo a la cena, porque la comida, desde hace casi 12 años, la hago en algún restaurante de los del trabajo. Y es en este punto donde se sitúa el probablemente segundo gran foco de atención. Desde hace unos años, sobre todo cuando descubrí que sí que comía mucho, nunca pido dos platos, siempre pido uno ... o casi siempre. No solo eso, también procuro  no pasarme con el pan y elegir comidas de no demasiado contenido calórico. Mis 4 comidas semanales en el trabajo suelen incluir pescadito a la plancha, ensalada, ensaladilla de pimientos o incluso, esporádicamente, ensalada de salsa rosa, algún filete de carne, pisto, pollo a la plancha, ensalada de pollo ... y de postre, normalmente, fruta o, ahora, un zumito de naranja.

Con comida y cena balanceadas (incluyendo salir a comer fuera o pedir comida), alguna que otra infusión durante el día y poco más, no paso hambre y suelo mantenerme o incluso perder peso. Eso sí, a veces es fundamental dejar comida en el plato, aunque suponga luchar contra más de 30 años de costumbre.

Y lo de los 30 años me sirve para enlazar con otra cosa que quería comentar: me siento bien. Como todo el mundo voy sintiendo el paso de los años, las rodillas, la acidez, etc. Sin embargo, gracias a que hace 1 años pesaba 30 kilos más, ahora a los 30 y tantos pareciera que voy rejuveneciendo. Eso sí, llegará un momento en que eso se acabe ... esperemos y si no mal asunto. Con todas sus cosas malas, la vida aquí donde vivimos nosotros es algo apasionante. Estoy razonablemente satisfecho, si no muy satisfecho, de las cosas que he vivido, aún siendo consciente de que podían haber sido muchas más y solo espero que el resto del viaje, iniciado hace 35 años y acabado dentro de muchos, vaya por el mismo camino.

Un saludo, Domingo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Ya estamos en diciembre

Ya estamos en diciembre, estamos agotando el último de los de los doce 8,33% (más o menos) de año. Probablemente es pronto para hacer balance aunque tampoco es que sea excesivamente tarde. A pesar de todo creo que por ahora no voy a abrir el melón. A ver si me espero al último 4% o así. Por ahora probablemente me limitaré a dar alguna que otra pincelada de las últimas semanas y de las venideras.

A ver, por un lado sigo con mi intención de bajar definitivamente de los 80 kilos, algo que no conseguí, al menos no de forma definitiva, el año pasado. Este lo llevo mejor, ya estoy casi en los 80 y yo creo que cuidándome hasta Navidad lo conseguiré. Luego en Navidad el objetivo será el mantenimiento para posteriormente intentar un segundo objetivo que serían los 75. Aunque eso se parece mucho a las cuentas de la lechera así que por ahora nos quedaremos en que hay que seguir cuidándose, empezando por la semana próxima con sus dos días de fiesta.

Por otro lado, ya casi ha tomado posesión el nuevo administrador de la comunidad y no puedo sino decir que la primera impresión ha sido bastante positiva. A ver cómo sale todo pero al menos he de reconocer que la entrevista me tranquilizó bastante. Otra cosa es lo que quieran los que están moviendo el árbol. Todo puede ser, hasta que de tanto sacudirlo las manzanas de la justicia les sacudan en toda la cocorota.

Por último, el trabajo, bien, no podemos quejarnos y eso ya es positivo.

Un saludo, Domingo.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Qué pechá más tonta

Pues sí, qué pechá de llorar más tonta el otro día. La verdad es que la segunda mitad de noviembre no está siendo particularmente buena. Hay cosas serias, aunque afortunadamente no me toquen de lleno, como la muerte del padre de un amigo. Hay cosas secundarias como que se te rompa una cerradura y tengas que cambiarla. Bueno yo no, porque a la hora que llego a casa no es cuestión de ponerse a armar ruido taladrando. Así que hay que pedir ayuda a la familia. Y hay otras que simplemente demuestran lo cruel que es, en la mayoría de casos, la existencia y cuán artificial es nuestra vida actual.

Hace unos años murió atropellado Kite, un gato de poco más de un año. Dos años después, la vida sigue sin ser sencilla y los gatos siguen naciendo y muriendo. Uno de ellos Dexter, un gatito callejero,de uno o dos meses, que ha formado parte, muy brevemente, de nuestra familia. Llegó lleno de pulgas y enfermo, aunque con la vitalidad que le daba el tener que tener que vivir en la calle. Lo adoptamos con la intención de salvarlo de una muerte segura y al par de días parecía que lo habíamos conseguido pues si bien durante el primer y segundo día estuvo muy apagado, poco a poco empezó a coger confianza, a moverse y hasta a ir a su caja de arena para hacer sus cosas.

Sin embargo, su debilidad, los parásitos que tenía y quién sabe si algo que hubiéramos hecho mal, aunque tampoco lo veo muy probable, hicieron que recayera. Este lunes pasado mi mujer lo llevó al veterinario y le dijeron que estaba muy mal, sus heces infestadas de huevos de lombrices y con una temperatura que no llegaba ni a los 35º cuando lo normal en en un gato son 38º. Le suministraron antibióticos y vitaminas con la esperanza de que pudiera llegar hasta el día siguiente y, si estaba algo mejor, intentar desparasitarlo.

Lo pusimos en el salón, en una camita, tapado y con una bolsa de gel calentito para que le diera algo del calor que él no parecía ser capaz de generar. Por la mañana, mi mujer lo encontró, quién sabe guiado por qué motivación, fuera de su camita, en la alfombra, aterido de frío, agonizando. Lo volvió a poner, a calentar la bolsa, a intentar darle algo de suero ... pero en vano. Cuando bajé yo, todavía respiraba, con esfuerzo pero respiraba. Sin embargo, cada minuto que pasaba, la frecuencia bajaba. Creo que lo vi morir.

Como le dije a mis compañeros de trabajo cuando se lo conté y dando título a esta entrada ... qué pechá de llorar tan tonta. Y eso que yo no había tratado tanto con él como mi mujer, apenas lo había cogido o acariciado un par de veces, pero sí que le había puesto el nombre y, por supuesto, le había cogido cariño. Y además de eso uno está acostumbrado a un mundo en el que las mascotas viven muchos años, nosotros apenas enfermamos y cuando lo hacemos nos dan tres pastillas y listos, pareciera que vamos a vivir cien años en pleno uso de nuestras facultades y todo ello no es sino una parte muy pequeña de lo que pasa en este planeta nuestro. Aquí, a unos cuantos miles, si no cientos de kilómetros, la vida es como la de los gatos y las personas rara vez lloran porque se muere un gatito. Primum vivere, deinde filosofare. En esos sitios, las personas son los "gatos".

Eso, por supuesto, no quita para que la muerte de Dexter me diera mucha pena.

Un saludo, Domingo.