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sábado, 26 de marzo de 2011

Sin novedades

No hay mucha novedad, al menos en el frente. O sí que las hay pero de escasa repercusión. Desde el punto de vista personal, la semana ha discurrido como las anteriores quitando posiblemente uno de los momentos de mayor incredulidad con los que mi empresa me deleita de vez en cuando. En concreto, esta semana asistimos a un "sálvese quien pueda" que bien pudiera traducirse como "Yo, mi culo/barbas ya lo he estoy sacando/poniendo a remojar, tú verás lo que haces".

En personas de cuya inteligencia no dudo, sinceramente me llama soberanamente la atención tan poca inteligencia emocional como demostraron. A lo mejor me equivoco y precisamente es eso lo que funciona en ciertos ambientes pero uno pensaría que echar la culpa al mundo, sin hacer la más mínima autocrítica no lleva a ninguna parte. Pero bueno, como decía mi abuela, el que la lleva es el que la entiende: ellos sabrán.

Desde el punto de vista físico, ya no hay dolor. Sí que es cierto que ahí siguen las molestias pero poco a poco también van desapareciendo. A esto hay que unirle la enésima intención de bajar peso e intentar perforar de forma definitiva el límite de los 80. La verdad es que últimamente, a falta de la "priva" me había pasado algo con la ... como sea que se diga eso en argot ¿manduca?. Sobre todo hay que reconocer que mi mujer se está revelando como una gran repostera, a pesar de que ella diga a veces que tal o cual cosa no le gustan. Pero me da que gran parte del secreto del sabor lo tienen los ingredientes, ingredientes que, por otro lado, se suelen llevar a matar con las dietas hipocalóricas :-).

¿Qué más cosas?. Bueno, relacionado con lo anterior, ahora tengo todavía más motivos para cuidarme. A los antecedentes por el lado paterno hay que sumar los antecedentes por el lado materno. Si a eso le sumamos que también tengo amigos con problemas de salud, la conclusión no puede ser otra más que tengo que cuidarme. Es algo de lo que soy consciente pero de lo que posiblemente no estoy tan concienciado como debiera. Entre otras cosas debería ir al médico para que me hicieran un chequeo exhaustivo que confirme lo que todos sabemos, que estoy como una rosa :-).

Y creo que poco más en lo personal. En lo extrapersonal pero que me sigue interesando, la actualidad. Efectivamente Fukushima es algo que nunca ocurrió o si lo hizo fue ya hace muchísimo tiempo, no en vano ya no va en las portadas. Dicho de otra forma, ya no me proporcionan la información, ya la tengo que buscar y lo hago normalmente en la Pizarra de Yuri. Parece ser que la situación va mejorando poco a poco, pero también que la situación va a ser más molesta de lo que hubiera sido deseable (que sería "nada"). Hay dos o tres operadores afectados por radiación excesiva pero cuyas vidas no corren peligro. Poca cosa para estos nipones que llevaban en ¿crisis? 20 años (crisis para ellos era que no crecían), con un paro del 4% y seguían siendo una potencia económica compitiendo con auténticos gigantes (en extensión y población) como EEUU o China.

Nosotros en pocos años lo único a lo que podremos aspirar es a seguir siendo una potencia turística y que los países que hacen bien las cosas se gasten aquí el dinero que ganan allí. Si con el boom de la construcción muchos camareros se fueron a la obra, esperemos que dentro de unos años muchos de ellos hayan vuelto. Ellos, en cambio, seguro que se recuperan y en pocos años están dando otra vez guerra, aunque no del tipo de Libia. Por cierto, en cuanto a la guerra de Libia:
1.- Sigo pensando que entraron tarde.
2.- No tengo muy claro si se debe entrar a bombardear una parte, solo por el placer de bombardearla porque eso presupone asumir que unos son los buenos y otros los malos. No sabemos qué habría pasado en caso de ser los otros los que contaran con la superioridad de armamento. En cualquier caso, si ello sirve de aviso a cualquier otro que empiece a matar civiles opositores indiscriminadamente, bienvenido sea. 3.- Por último, creo que la Liga Árabe es la que tendría que estar metida ahí porque si no la tentación de pensar en el malvado e infiel Occidente que nos bombardea en cuanto tiene ocasión, es mucha.

Ya para despedirme, dos reflexiones al respecto de Japón y Libia. En primer lugar, es increíble lo que nos llama la atención las cosas que no estamos acostumbrados a ver. Nos llama la atención un papel volando de forma errática porque los papeles no vuelan a no ser que seamos nosotros los que los tiremos. Y encima normalmente no van de forma errática. Bueno, he dicho "nos" cuando en realidad debía haber dicho "me", mea culpa. Igualmente, me llama la atención cómo esas cosas que no vemos, los bichitos esos que algunos llaman microbios (de micro que significa ordenador y bio que significa bebida de leche con añadidos saludables) nos pueden coger a nosotros, en la cima de la creación, capaces de hacer una chapuza con una célula y decir que la hemos creado artificialmente y dejarnos un día o incluso una semana en cama. Por supuesto me llama todavía más la atención que puedas pasearte tranquilamente por ciertas zonas de Japón sin notar nada y al acabar el paseo puedas tener un envenenamiento por radiación.

Esa era la primera, la segunda es que vivimos momentos históricos. Todas las cosas que vivimos son historia, historia nuestra en cuando pasa el último segundo e historia de nuestros hijos o nietos llegado el caso. Y llegado el caso darán en el colegio (al menos los niños de países nórdicos) qué problemas había en el mundo en el año 2011 o escucharán en algún lado que la guerra tal es consecuencia de la guerra cual en la que la ONU, por primera vez decidió ...
Como decía antes, todas las cosas que vivimos son historia, pero unas son más historia que otras. Por ejemplo, esta semana empecé a leer un libro de segunda mano que compré por Amazon. Al abrirlo me encontré con que el anterior dueño (o uno de ellos) había usado una trozo de billete de avión para marcar el sitio por donde iba leyendo. Lo mismo que hacía yo cuando iba o venía de Bratislava y lo mismo que imagino harán muchos viajeros. Esas cosas también son historia y también puede llegar el momento en que alguien piense en ellas. Pero esa historia, es menos Historia ... o eso nos parece.

Un saludo, Domingo.

sábado, 19 de marzo de 2011

¡¡¡Menuda suerte!!!

Esta semana quisiera comentar varias cosas que ahora mismo están de actualidad y que, a lo largo de la misma, me han sugerido algún que otro pensamiento. Empezaré por lo que estaba más de moda hasta antesdeayer. Supongo que como quien más o quien menos he vivido la semana parcialmente pendiente de Fukushima, una palabra de origen japonés que desconocía hasta hace poco y que viene a significar algo así como "éramos pocos y ...". Por si hubieran sido pocos el mayor terremoto de la historia reciente, un tsunami  pavoroso y una miríada de temblores de tierra que en otro lugar (véase Haití el año pasado) causarían cientos de miles de muertos, por si hubieran sido pocos, la radioactividad amenazaba con llegar para quedarse.

La radioactividad, esa curiosa radiación que tiene la extraña propiedad de hacer que los emperadores de Japón hagan manifestaciones en televisión. Y no solo los emperadores, también los comisarios europeos que estarían mucho mejor callados, aunque eso es otro asunto. Al igual que es otro asunto, más o menos, la polémica sobre si las centrales nucleares son seguras o no. Personalmente creo que se ha demostrado que son segurísimas. De las 55 que hay en Japón solo una ha sufrido daños (cierto que grandes) y ha sido por el tsunami que parece ser que se llevó los generadores externos así como por el terremoto que ha debido causar daños en las carreteras de todo el país.

La radiactividad (la otra forma de escribirlo y parece que más correcta) y las centrales nucleares, algo sobre lo que hemos aprendido durante esta semana, aunque pronto lo olvidaremos. Pues bien, ambas cosas me han hecho recordar algo que aprendí entre los 18 y los 22 años. Uno piensa en que las cosas son modelos matemáticos cuando en realidad son lo que son y los modelos matemáticos lo único que hacen es darnos una visión relativamente buena de la misma. Como el clima, tendemos a pensar que el clima se comporta tal como nos dicen en los telediarios cuando eso no son sino predicciones que, en el mejor de los casos, a más de 48 horas no son fiables.

De igual forma, una central nuclear parece algo tecnológicamente muy avanzado (y lo es), como un elegante modelo matemático que logra el milagro de la transmutación y además proporciona energía y basurilla que hay que enterrar en cemento. Sin embargo, lo que subyace detrás es una realidad más básica con la cual se consigue que el elegante modelo demuestre sus virtudes en el 99,99% de las veces y sus carencias el resto. En particular lo que hay es un complejo puzzle de sustancias y materiales que permiten controlar ciertos ímpetus. De hecho yo lo asimilaría con el motor de un coche. Cuando alguien diseñó el motor de un coche pensó en poner un sitio para que entrara la mezcla de gasolina (o gasóil) pensó en dar un chispazo para que la mezcla explotara o en aumentar la presión para que combustionara, en una forma de aprovechar esa energía que se creaba y transformarla en energía cinética y pensó también en una forma de evacuar los residuos del proceso. El mecanismo es muy simple (al menos el original) y me imagino a los ingenieros haciendo pruebas con distintos materiales y procesos hasta dar con uno satisfactorio.

Y todo esto se nota perfectamente en el momento en que hay que decidir refrigerar una central nuclear. Si fuera un coche que tiene un radiador perforado, echaríamos agua en el mismo cada cierto tiempo intentando llegar a un taller antes de que se gripe. En una central nuclear intentan verter toneladas de agua y, si no funciona, lo tapan todo con cemento esperando que, como el escorpión y la tortuga, todos los elementos radiactivos involucrados sigan los dictados de su naturaleza y acaben desintegrándose. Es decir, sí, mucha tecnología pero al final la solución pasa por echar agua a lo que está caliente.

Y a los ojos de todo el mundo solo existe una palabra: "Fukushima". Durante unos días, claro está. Porque ahora llegan los políticos que hace 3 días se hacían foto con Gadaffi, hace 2 hacían la vista gorda con sus tropelías ante la tímida insurgencia y ahora dicen que es muy malo, le quitan el doctorado a su hijo y reniegan de toda su dinastía hasta el punto de declarar una zona de exclusión aérea. Personalmente creo que ha sido lo más vergonzoso que, a este nivel, he visto yo en mi vida. Ya me pareció mal que los que no querían invadir Irak fueran, curiosamente los que más intereses económicos tenían allí y que, por ejemplo desde España, nos pusiéramos a discutir sobre si la invasión era por dinero o no en vez de discutir si había que invadir o no, que era algo muy diferente.

Del mismo modo, ahora con Gadaffi haría tiempo (creo que lleva bombardeando ciudades rebeldes desde hace como mínimo dos semanas) que eso tenía que haber estado sobre la mesa. Además, si bien no debería darse la situación que siempre se da según la cual el ejército de turno (sobre todo rusos, estadounidenses, prorrusos o proestadounidenses) es ayudado con material bélico por unos terceros, lo que habría que intentar es que haya un genocidio, de esos que hay tantas veces y que, para bien o para mal, los estadounidenses son los únicos que se meten (o los meten) para pararlos. Sobre todo si tenemos en cuenta que esto no es más sino el contagio a Libia de situaciones aplaudidas y yo diría que hasta fomentadas en otros países. Egipto o Túnez (o sus dictadores si me apuran) han dado una lección a todo el mundo.

No solo eso, yo tenía (y sigo teniendo) mis reticencias con los nuevos gobiernos que salgan de las "revoluciones pacíficas" que hemos vivido en los últimos meses en países islámicos. Ojalá desemboquen todas en conductas más democráticas en vez de más cerriles. Sin embargo, debo reconocer que los primeros que pidieron una zona de exclusión para Libia fueron los mismos países musulmanes. Y los que no reaccionaron fueron la ONU y la OTAN. Ahora sí, quizás hay quien diga que más vale tarde que nunca. Ahora con la abstención de Rusia, China y ¿Alemania?. Supongo que lo de Alemania se explicará por las elecciones y porque Turquía también se ha abstenido (y ya sabemos la gran cantidad de votantes turcos que hay en Alemania).

Sin embargo yo creo que es tarde. Ojalá me equivoque. Por cierto, escuchaba ayer algo en la radio y estoy de acuerdo con ello. La ONU no debía admitir países que no fueran democracias y todas sus actuaciones deberían ir encaminadas a promoverla hasta en el último rincón. En particular un país en el que el gobierno intenta acabar con la oposición a base de bombas no debería estar ahí y habría que plantearse si se interviene o no ya que tampoco termino de tener muy claro que promover una guerra civil sea la forma.

Y creo que fundamentalmente eso ha sido lo más relevante de mi semana. Bueno eso y que parece que en el mundo empresarial parece que ya ponen a pasear por las pasarelas a vacas anoréxicas y ya hasta se permiten ciertos gastos en marketing interno. Eso sí, a ver si para la próxima el catering tiene menos "fritorios" o, al menos, tienen dátiles con bacon :-). En cualquier caso, no sabemos la suerte que tenemos. La suerte de no estar situados bajo tres placas tecnónicas que te bailan un zapateado en menos que canta un gallo, la suerte de que un tsunami afectando a nuestras magras centrales nucleares no sea uno de los riesgos a incluir en nuestra matriz de riesgos, la suerte de tener el clima que tenemos, la suerte de que el gobierno (y añadiría a la oposición) tan malos como son, no se planteen perseguirnos a los que no pensamos como ellos y corrernos a bombazos (bueno, vale, alguno dirá que Franco hasta no hace mucho, pero yo puedo permitirme obviarlo porque no fuimos contemporáneos). ¡¡¡Menuda suerte tenemos!!

sábado, 12 de marzo de 2011

11-M

Ayer se cumplieron siete años de aquel fatídico día. Para más INRI ayer se produjo el peor terremoto en Japón de los últimos 140 años. Ante la visión de la conmemoración de tan triste suceso, los días anteriores al mismo me sentía triste porque lo sentía como algo muy lejano. Igual que los diez años que se cumplirán en septiembre del 11-S. Todo demasiado lejano. Y con todo digo todo. Siento una cierta sensación de desapego con la realidad al ver que eventos que otrora golpearon con fuerza, ya no son sino vagos recuerdos. Sí, coincidiremos al decir que no es más que un mecanismo de defensa de la memoria. Sobre todo cuando pasas los 30 y empiezas a sospechar que ya te cuesta más trabajo memorizar cosas y que eso no irá sino in crescendo. Pero no es consuelo, ciertas cosas no se deberían poder olvidar ... o quizás, sí, no lo sé.

Estos días leía también, en Twitter algunos de los artículos de blogs de simpatizantes de UPyD y su Marea Magenta. En particular me tropecé con este:
http://espejosconvexos.blogspot.com/2011/03/aquella-triste-manana.html

Lo leí y sentí como un chico, al que no tengo el placer de conocer, narraba parte de su infancia y parte de la historia más desgarradora de su ciudad. Él todavía tiene la capacidad de sentirlo de forma diferente. Ojalá yo la tuviera. Evidentemente no echo de menos aquel día, pero sí que echo de menos poder sentir como sentía aquel día. En mi caso todo pasó más o menos como cuenta él y como probablemente contaría todo el mundo. Recuerdo la noticia en la radio, la explosión y los primeros recuentos de víctimas.

Por cierto, en esto el periodismo nunca cambia. Empiezan dando cifras de unos pocos muertos hasta que en el curso de unas horas nos preguntamos cómo han podido hablar las primeras informaciones de 4 muertos cuando al final son los 192 de Atocha los 100 y pico del avión de Spanair o los miles en los terremotos de Turquía, de Haití (aquí no es que fueran víctimas, es que se diezmó un país) o ahora de Japón.

Volviendo al tema, llegué al trabajo y allí cada cierto tiempo miraba las ediciones digitales de los periódicos, El Mundo, El País, ABC, La razón ... todos coincidían en que parecía un atentado de ETA. A la hora de la comida, daba un paseo con un compañero y hablábamos del tema. Él tenía decidido votar al PSOE pero a la vista de la masacre iba a cambiar su decisión. Hacía falta más mano dura con esos ... Meses o años después negaba haber dicho eso aunque yo lo recordara perfectamente :-). No solo eso, muchos sostendrían que el atentado no había tenido el más mínimo efecto en las votaciones. Igual da, ambos partidos políticos tienen experiencia demostrada en criticar en el contrario lo que permiten al propio y en reinterpretar, cuando no reescribir la historia.

La tarde acabaría y con ella empezó la noche. La noche de la primera vez ( y hasta ahora la única) que he ido a una manifestación. Manifestación politizada, por cierto, donde las pegatinas del No al Terrorismo y No a la Guerra se confundían muchas veces dentro de la misma pancarta. Recuerdo también que por aquel entonces había unos chicos filipinos de visita. No sé si asistieron a la manifestación pero creo que al día siguiente me comentaron que habían tomado fotos. Ahora que lo pienso, posiblemente no estarían muy sorprendidos a la vista de las cosas que a veces pasan en su Filipinas natal.

Llegué a la manifestación cuando estaba más que empezada. No recuerdo ni dónde aparqué, por cierto. El caso es que hice el recorrido, que no recuerdo como especialmente largo, y a medias me encontré con otro antiguo compañero de trabajo. Acabó la manifestación y creo que todos nos volvimos emocionados para nuestras casas. Lo que pasó los días posteriores es solo historia, negra historia de España. Quizás es que en las situaciones difíciles salen a relucir ambos, los mejores y los peores y  que llevamos ya bastante tiempo en que los mejores no están en política.

Por este motivo, casi que prefiero quedarme con el sentimiento de la manifestación, aunque lo que quede ya apenas sea el retazo del recuerdo.

Un saludo, Domingo.

Literatura

El otro día hablaba de literatura o sobre literatura o acerca de la literatura o quizás todo a la vez. Los gustos literarios son como los musicales, los audiovisuales, los culinarios o cualquier otro gusto. Todo el mundo tiene el suyo. Todo el mundo tiene el suyo y algunos son hasta capaces de describirlos. ¿Los míos?. Pues la verdad es que no sabría decir, imagino que empezaría hablando de que me gustan, siempre me han gustado, las historias con mucha vida, tanto dentro como fuera de los personajes.

En este sentido, los best-sellers (o latín vulgar ese que hablamos todos, liber máxime divenditus :-D) no me suelen repugnar, más bien al contrario. No en vano muchos de ellos son como guiones de cine, por mucho que puedan tener 1000 páginas. Me gusta Dan Brown, me gustó Harry Potter, me gusta lo que he leído de Ken Follet o de Noah Gordon. Parece ser que hay quien piensa que eso no es literatura. Diría que tienen razón en cuanto a que no han sufrido la criba, la selección natural, de centenares de años quedándose solo con los libros que se consideraban buenos. Ya en el mismo Quijote pasaba y en la primera reclusión, barbero, cura, sobrina y ama de llaves dan buena cuenta de los libros de caballería, con una facilidad que ruborizaría a la censura que hubo por estos lares hace años y a la que sufrimos ahora y amenaza con denunciar aquellos y aquellas que no tratemos con exquisito y exquisita respeto y respeta a los ciudadanos y ciudadanas, a los altos cargos y a las altas cargas. Pero eso es otro asunto.

Como decía, no tengo ningún reparo en asumir que los libros de antes son mejores que los de ahora. De hecho tanto lo creo que siempre he sido más amigo de comprar clásicos que libros de moda. Ahora bien, eso no significa que siempre me gusten más unos que otros. Por ejemplo, un clásico donde los haya como Guerra y Paz a mí me aburrió soberanamente y lo acabé por esa manía que tiene uno de intentar acabar todo lo que empieza. Algo parecido, en el sentido de que no veo probable releerlos, me sucedió con autores como Kafka o Nietzsche. ¿A quiénes sí releería?. Pues sin dudarlo a Julio Verne (toda su obra, diría), a Victor Hugo (tengo pendiente leer "Les Misérables" en francés), a Cervantes (a pesar del año pasado casi monotemático), Tolkien ... y supongo que muchos más, sobre todo recuerdo que me dejaron muy buen sabor de boca "El cuarto poder" de Jeffrey Archer, "El médico" de Noah Gordon, "1984" de Orwell, "Las puertas de Anubis" de Tim Powers ... Por último también añadiría algunos libros que leí de niño y que ahora tengo pendientes como adulto. Los dos ejemplos más claros serían Alicia en el País de las Maravillas (preferiblemente incluso el "Anotated Alice" de Martin Gardner) o Gulliver.

Al comentar esto me surge la siguiente duda. Aunque evidentemente mis gustos literarios se encuentran impactados por aquellas cosas que leí de niño, ¿con qué edad leí los libros que más me han impactado o que me causan un especial recuerdo?.
Las edades de los libros que leí de niño no pueden sino estar un tanto borrosas pero da igual porque tampoco recuerdo exactamente cuándo leí los de adulto así que diría que algo así:

  • 10-12 años: Julio Verne, en particular "El rayo verde" me encantó. Pendiente de releer.
  • 13-16 años: Emilio Salgari, Los Cinco, Los Tres Investigadores, Sherlock Holmes, libros de caballos, Los Miserables (posiblemente el primer libro que releí) ...
  • 17-21 años: período "negro". Durante esta época dejé de leer. Imagino que en parte porque no había muchos libros en mi casa, al menos no mucho que no hubiera leído ya pero creo que sería una parte muy pequeña porque sí que tenía opciones incluyendo la biblioteca pública de la que me hice socio y a la que fui solo tres o cuatro veces.
  • 22-25 años: Tras la vuelta a la lectura recuerdo títulos como "El cuarto poder".
  • 26-30 años: El Señor de los Anillos (aquí empieza también la lectura en inglés), El Médico, "Las puertas de Anubis", los best sellers de Dan Brown o J.K. Rowling, Los Pilares de la Tierra ...
  • 31-35 años: En este período hay que distinguir tres grandes apartados:
    • El primero, aunque no lo sea en orden cronológico, El año del Quijote, evidentemente.
    • El segundo es la literatura en francés que, si bien todavía no la domino, sí que procuro mantener para ir aumentando el vocabulario y, por supuesto, no perder la costumbre.
    • El tercer gran grupo lo componen los libros que leí entre aeropuerto y aeropuerto. Muchos de esos libros no son ni serán significativos. Por ejemplo mi primer libro en francés fue una novela de la que apenas si logré entender el hilo conductor. Afortunadamente a otros posteriores "Le nom de la rose", "Le dernier templier" o al propio Quijote sí que les pude sacar más jugo. Pero de los libros de los aviones sí que hubo uno que me gustó particularmente y, si no recuerdo mal, ya hablé aquí del mismo: 1984 de Orwell.
  • 36-40 años: Me gustaría decir que supondrá la consolidación de la lectura en otros idiomas o que incluso pudiera empezar a hacerlo en alemán. Sin embargo, habida cuenta de que este período todavía no ha llegado, mejor lo dejo en blanco :-).

Y ya está, creo que en cuanto a literatura, lo voy a dejar aquí.

Un saludo, Domingo.

sábado, 5 de marzo de 2011

De cursos y animales

Esta semana ha sido tranquila. El lunes fiesta, el martes haciendo lo que se podía y el resto de la semana de curso. El curso, por otro lado, ha sido como imaginaba y no como me esperaba o como me esperaba pero no como me hubiera gustado. Posiblemente lo segundo es lo correcto. De nuevo nos encontramos con un curso absolutamente teórico para reforzar cosas, muchas de las cuales ya medio sabíamos, que se nos olvidarán a no tardar mucho. Y, por supuesto, nada que ver con lo realmente acuciante ahora que es otra cosa muy distinta.

Por otro lado, las cosas paralelas al curso o al menos algunas de ellas, me han servido para reforzar ciertas imágenes negativas que tengo desde hace un tiempo y que, evidentemente, no es lógico pensar que vayan a cambiar en un futuro cercano. Por ese mismo motivo, no queda más remedio que seguir intentando nadar y guardar la ropa. Eso puede llevar consigo que eventualmente te veas en una situación incómoda (incómoda más que difícil) pero con suerte, como este pasado viernes, hasta te dan alguna sugerencia que te evita el mal trago de tener que decir que no a algo a lo que es más que lógico que digas que no. Igual de lógico que les resulta a ellos el que no digas que no, por otra parte.

Así que nada, el trabajo sigue como seguía y así seguirá durante el tiempo que tenga que seguir. Pero para eso están los fines de semana, para no pensar en ello (aunque se escriba al respecto), para jugar al fútbol (aunque tengas molestias del partido del jueves) y para jugar con la nueva adquisición familiar: el perrito que jamás será conocido como "Sama" :-D. Por el momento parece que "Scotty" es el nombre que gana más enteros.

Nunca había tenido un cachorro. Sí que los había visto e incluso puede que alguna vez lo cogiera, pero nunca lo había tenido en una casa. Son terriblemente tiernos y casi adictivos. Ahora entiendo a mi mujer cuando le ponía a los suyos la mano una y otra vez para que la mordieran (y, jugando, desarrollaran su dentadura, imagino). Ahora más que nunca no entiendo a los que hacen esas barbaridades, ahora más que nunca estoy de acuerdo con penas de cárcel para los que torturan animales. Cárcel como poco, claro está.

Entiendo también que no se trata de algo fortuito. La evolución ha debido premiar en prácticamente todas las especies que sus cachorros produzcan una cierta sensación de ternura. Todos, absolutamente todos, incluso hasta de no mamíferos, como los reptiles. Siempre que he visto un reportaje de animales y he visto, por ejemplo, crías de cocodrilo, me han parecido especialmente tiernas. Y algo de ello habrá cuando no solo los padres los tratan con una deferencia exquisita (vale sí, hay casos en los que a la cría le dan la patada al nacer o incluso antes) sino que se pueden llegar a ver casos de unas especies cuidando de otras. Vamos, se puede es por decir algo. Basta con que convivan en una casa para verlo.

Aunque eso me recuerda que el gato (o los gatos) siguen tomando la jardinera como su retrete particular. Así que a ver si el perro crece pronto y los mantienen alejados. Cuando estaban los otros dos eso casi no pasaba. Casi, porque una vez salimos a pasearlos y al volver nos encontramos a una gata callejera comiéndose su comida :-).

Un saludo, Domingo.