En el trabajo noto las cosas un tanto raras. No sé si son de un raro excepcional o más bien de un raro común. Puede que sea por la presión del momento, puede que sea porque se fían más de lo que dice la gente de Bratislava aún cuando para mí resulta de una claridad más que meridiana que los que tenemos siempre todo a tiempo somos nosotros y los que no son ellos. Ya en su momento, pasó algo curioso. Tras un fallo ciertamente descomunal del que yo fui el primero en informar, me vinieron a decir los de arriba que ellos lo habían descubierto (discutible pero bueno, se podría interpretar así si por lo que sea todavía no habían llegado a mi correo) y que, aunque los responsables de probarlo eran los de Bratislava, la culpa no dejaba de ser nuestra por no haberlo hecho bien. Fue curioso tanto en cuanto me había tirado dos o tres días no solo facilitando que la gente de Bratislava pudiera hacer su trabajo sino en muchos casos haciéndolo yo. Lo hablamos y aparentemente se aclaró.
Ahora estamos en un impasse, parecido a otros impasses anteriores en los que nos hemos dedicado a hacer cosas que en teoría no habría por qué hacerlas pero que luego han resultado muy útiles por no decir que nos han salvado la vida, metafóricamente hablando, claro está. Así que nada, seguiremos trabajando, luchando contra los malos entendidos haciéndolo lo mejor posible. Hace tiempo que personalmente sé que , muy probablemente, la única gratificación recibida será la de saber que se hace lo máximo posible y a veces más.
Por lo demás, hay más cosas raras en mi vida. Cosas raras como jugar un partido el jueves, perder 7-6 si no recuerdo mal y que tres goles y cuarto sean míos y además de una factura impropia de un jugador con las carencias técnicas que tengo. El primer gol fue un centro chut desde dentro del área que el pretendido receptor no pudo alcanzar pero que, afortunadamente, tampoco pudo alcanzar el portero y acabó en la red. El segundo fue un desmarque en profundidad, un balón bombeado de esos que se les manda a la gente que es buena y, igual que los que son buenos, lo cacé mientras bajaba tocándolo lo suficiente como para despistar al portero y anotarme mi segundo gol. El cuarto de gol llegó cuando le dije al portero que subiera a rematar que él remataba muy bien (algo que hubiera sido cierto siempre). Él subió, hubo un rebote, le cayó en la pierna menos buena y, en efecto, remató bien y acabó en gol. Yo quería el mérito de la mitad del gol pero decidieron concederme solo un veinticinco por ciento del mismo.
Y quedó el gol de tarde, con protagonistas conocidos. Tres de los que jugamos los sábados. Atacando yo, intentando sacar un córner. Defendiendo los otros dos, uno de portero y otro, que va muy bien de cabeza, de defensa. Como había sacado uno o dos córners y se me habían quedado abiertos (a pesar de todo pudieron rematarlos pero sin éxito), esta vez decidí que lo sacaría más cerrado. Y así fue. Tan cerrado que casi marco un gol olímpico en la primera ocasión. No recuerdo quién lo despejó pero posiblemente el protagonista de las siguientes jugadas. Total que me dispuse a sacar de nuevo. Y de nuevo intenté no sacar tan abierto como las primeras veces y de nuevo me salió cerrado buscando a uno de mi equipo que se encontraba tapado por los anteriormente descritos futbolistas sabáticos. Y en esto que veo como el portero canta como un bellaco y deja pasar el balón y en esto que veo como el defensa se convierte en improvisado delantero y manda un testarazo al fondo de las mallas.
Hay que reconocer que quitó algo de mérito al gol la cantada del portero y algo de belleza ( o quizás no pues fue inapelable) el cabezazo del defensa. De haberse contenido en su afán de despeje, el balón estoy convencido de que hubiera entrado él solito en la portería o como poco hubiera sido rematado por mi compañero. Pero bueno, eso nunca lo sabremos. Lo que sí sé es que salí exultante tras marcar el que puede considerarse el primer gol olímpico de mi vida, el empate a seis y el que hacía el tercer gol y cuarto en mi haber.
Pero no sería justo olvidar que en la jugada subsiguiente, el otrora defensa (era defensa porque defendía en el córner y va bien de cabeza pero no es esa su posición habitual) se lanzó como un caballo desbocado, no sé si directamente con el balón o si es que se lo pasaron pero llegando fuera del área lanzó un globo picado que no pinchado que superó a nuestro portero goleador (que realmente estaba en su sitio) y entró por la escuadra dejando una sensación en mi retina que me obligó ipso facto a aplaudir algo de tan bella factura.
Y hablando de bellas facturas ... Google Plus. La verdad es que hace años que los productos Google me conquistaron (a pesar de algún que otro fiasco como Google Waves). Hace años que no uso Hotmail (y ya menos porque lo importo en gmail) y por no usar ya no uso ni MSN. Posiblemente mi gran descubrimiento Google fue Google Reader que ya ha desbancado de facto a mi suscripción a las noticias que tenía. Me gustó mucho Google Body, pero evidentemente no es algo para usar todos los días. Ya ahora aparece Google Plus, a intentar echarle la pata por encima a Facebook. Antes no entraba mucho en FB, para aceptar a alguien que me hubiera añadido o enviado un mensaje o lo que fuera. Como todo el mundo está ahí y lo estará durante un tiempo, supongo que mi relación con Facebook seguirá siendo la misma. Sin embargo, la propuesta de Google en principio me gusta más por su simplicidad y, por supuesto, por la integración con el resto de productos Google. No creo que la gente se vaya a volver loca pasado de Facebook a Google Plus pero si idean algo para conectarlos de forma que no necesite iniciar sesión en Facebook nunca más, casi que se lo agradecería :-). Por ahora lo que es compartir noticias en Twitter lo hago a través de Google Reader por lo que tampoco sería algo tan raro ¿no?.
Así que en este caso lo raro será, aunque nunca se sabe, que yo utilice Facebook o Google Plus tal como lo utilizan muchos compañeros/amigos. A pesar de que eso pudiera en un futuro penalizarme para alguna entrevista de trabajo, que dicen que es lo que está pasando en algunos sitios :-O. Como decía aquel, cuando un tonto coge un camino, se acaba el camino y el tonto sigue :-D.
Raro es marcar un gol,
Aún más raro, tres bonitos.
Raro, muy raro marcarlos yo,
Olvídate ya, no seas rarito.
Un saludo, Domingo.
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