Hoy me he encontrado con un Yo al que no conocía del todo. Se trata del Yo supersticioso ese que en más o menos medida todos tenemos. Sin embargo, un matemático se supone que lo debe tener más o menos dominado y, en general, así es. No suelo jugar a la lotería, casi nunca, pero ahora han empezado a jugar unos compañeros de trabajo y me he apuntado. Puede parecer que no, pero es algo muy significativo que no voy a entrar a valorar ahora; ahora valoraré solo la parte supersticiosa. Con respecto a la superstición, aquí se mezcla un poco, por no decir bastante, con la ilusión que todo el mundo tiene cuando juega a una lotería. El balance entre el escaso valor material de lo que arriesgas (mejor sería decir pierdes) y el muy improbable altísimo valor material de lo que puedes conseguir, curiosamente acaba cayendo del lado irracional. Pero bueno, esa sensación sí la conocía.
La que no conocía era la de la otra quiniela, esa que juego cada semana en Hattrick, con la gente con la que alguna vez has compartido grupo y a los que, normalmente en buena ley, te has enfrentado y has salido vencedor o vencido. Sin arriesgar nada y también sin posibilidad de ganar nada, cada semana intentamos adivinar cómo van a quedar los partidos. Esta temporada estoy bastante bien, empatado con el primero y a dos puntos del segundo. A falta de dos o tres jornadas, estoy en la pelea por el virtual título así que bastante bien. Sin embargo, esta semana uno de los partidos sobre los que tenía que aventurar el resultado era mi propio partido. Y aquí es donde ha salido mi vena irracional, criticando (ciertamente en broma) al que hace las quinielas por añadir mi partido porque siempre que lo añade pasa algo raro y acabo empatando cuando no perdiendo. Sobre todo si juego en casa como pasaba hoy.
Pues bien, el organizador de la quiniela, enfermero (por tanto persona de ciencias) me ha reprochado mis supersticiones y no he podido sino darle la razón. Sin embargo, he perdido 2-4 incluyendo una lesión de mi portero en el minuto 24 que me ha dejado prácticamente sin portero (el suplente era el capitán, uno de los jugadores más viejos) durante todo el partido y ha causado en gran parte el haber recibido esos 4 goles. Posiblemente sin la lesión no hubiera pasado del 2-2 o el 2-3 pero bueno, si lo pienso así no le puedo echar en cara que ponga mi partido en la quiniela :-).
Un saludo, Domingo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario