Me faltan algo más de 100 páginas, unas 150, para acabar el Quijote en francés y, con él, un periplo de unos 11 meses en el que, igual que podía haber hecho otra cosa, he estado (y estoy) leyendo el Quijote. Pero eso ya llegará, ahora mismo solo me sirve de excusa para comentar una frase que me enviaron hará uno o dos meses y que había anotado para comentarla cuando pudiera. Y este es un momento tan bueno como otro cualquiera. En concreto, la frase dice:
Al cardenal Richelieu le pusieron el siguiente epitafio:
Hizo el bien y el mal a partes iguales.
El mal lo hizo bien.
Y el bien lo hizo mal.
No me negará nadie que no es buena. Lo que no sé es si será verdadera o será como tantas cosas que circulan por internet, invención de alguien que se aburre y se divierte pensando que hay gente asumiendo como cierto algo que él ha creado y sintiéndose, imagino, superior a todas esas personas.
Bueno, esta frase me gustó porque es ciertamente muy buena, pero también porque me recuerda cosas. Por ejemplo, cuando era niño escuché un chiste de un hombre al que el médico le había recetado que comiera más verdura. Le dijo que aunque fuera con la carne, procurara comer carne y verdura a partes iguales. El hombre preguntó que si podía comer guisantes. El médico le respondió que sí y glosó todas las propiedades que tenían estos. Y así se quedaron los dos tan contentos. El médico había conseguido que su paciente empezara a comer verdura. El paciente comía bistecs y guisantes a partes iguales, un bistec, un guisante.
Otra cosa que me recordó la frase (de hecho lo del chiste lo he recordado ahora, cuando la leí pensé en un par de cosas completamente diferentes para comentar) fue un juego de lógica. El juego en el que hay dos puertas, una protegida por un ángel que siempre dice la verdad y otra por un demonio que siempre miente. No se sabe cuál de las dos puertas va al cielo, puede estar el ángel en la del cielo invitándote a entrar o en la del infierno desaconsejándotela y lo opuesto con el demonio. Tú solo puedes hacer una pregunta para saber con certeza cuál es la puerta buena. Creo que es el típico acertijo que los matemáticos adoramos.
Lo más probable es que empecemos pensando que no hay respuesta posible pues una única pregunta a cualquiera de los dos no es definitiva. Y tras un tiempo pensando que, imagino, dependerá del matemático, llega el momento en el que deduces que la solución debe pasar por hacer una pregunta que involucre a los dos y para la cual los dos te den una misma respuesta (bien verdadera, bien falsa). Una vez tengas la respuesta ya decidirás tú si tiras por aquí o por allí. Y sí, efectivamente así se resuelve, como hacía Richelieu las cosas. El mal haciéndolo bien y el bien haciéndolo mal. Al demonio le tienes que preguntar qué puerta te va a decir el ángel y al ángel qué puerta te va a decir el demonio. En seguida te das cuenta de que ambos te van a decir la misma ... la del infierno. Y te bastará con escoger la contraria a la que te digan.
Un juego parecido situaba la acción en una isla poblada por zombies y por gente sana. Los zombies siempre mentían y la gente buena, evidentemente no. Pero para hacerlo más interesante, tú no conoces el idioma que se habla en la isla. Solo sabes que las palabras que utilizan para decir "Sí" o "No" son "Da" y "Bai" pero no sabes cuál es cual. El objetivo era encontrar la pregunta para la cual, independienente de lo que signifique "Da" o de lo que signifique "Bai" y de a quien le preguntes, la respuesta sea siempre "Da", por ejemplo.
La solución es la misma, aunque retorciéndola un pelín más, como puede suponerse.
Pero no dejé la frase solo para comentar eso. También la dejé para comentar otra cosa. Para comentar algo que aún no he hecho pero que cada vez estoy más convencido de hacer. Algo que durante mucho tiempo pensé que no haría porque no quería tener que arrepentirme en un futuro. Ahora puede que lo haga precisamente porque no me gustaría tener que arrepentirme en un futuro. Evidentemente no es nada malo, o no necesariamente malo. El futuro dirá, sobre todo si al final acabo haciéndolo, claro está :-D. Por ahora los sigo en Twitter, el resto ... otro día.
Un saludo, Domingo.
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