Esta semana quisiera comentar varias cosas que ahora mismo están de actualidad y que, a lo largo de la misma, me han sugerido algún que otro pensamiento. Empezaré por lo que estaba más de moda hasta antesdeayer. Supongo que como quien más o quien menos he vivido la semana parcialmente pendiente de Fukushima, una palabra de origen japonés que desconocía hasta hace poco y que viene a significar algo así como "éramos pocos y ...". Por si hubieran sido pocos el mayor terremoto de la historia reciente, un tsunami pavoroso y una miríada de temblores de tierra que en otro lugar (véase Haití el año pasado) causarían cientos de miles de muertos, por si hubieran sido pocos, la radioactividad amenazaba con llegar para quedarse.
La radioactividad, esa curiosa radiación que tiene la extraña propiedad de hacer que los emperadores de Japón hagan manifestaciones en televisión. Y no solo los emperadores, también los comisarios europeos que estarían mucho mejor callados, aunque eso es otro asunto. Al igual que es otro asunto, más o menos, la polémica sobre si las centrales nucleares son seguras o no. Personalmente creo que se ha demostrado que son segurísimas. De las 55 que hay en Japón solo una ha sufrido daños (cierto que grandes) y ha sido por el tsunami que parece ser que se llevó los generadores externos así como por el terremoto que ha debido causar daños en las carreteras de todo el país.
La radiactividad (la otra forma de escribirlo y parece que más correcta) y las centrales nucleares, algo sobre lo que hemos aprendido durante esta semana, aunque pronto lo olvidaremos. Pues bien, ambas cosas me han hecho recordar algo que aprendí entre los 18 y los 22 años. Uno piensa en que las cosas son modelos matemáticos cuando en realidad son lo que son y los modelos matemáticos lo único que hacen es darnos una visión relativamente buena de la misma. Como el clima, tendemos a pensar que el clima se comporta tal como nos dicen en los telediarios cuando eso no son sino predicciones que, en el mejor de los casos, a más de 48 horas no son fiables.
De igual forma, una central nuclear parece algo tecnológicamente muy avanzado (y lo es), como un elegante modelo matemático que logra el milagro de la transmutación y además proporciona energía y basurilla que hay que enterrar en cemento. Sin embargo, lo que subyace detrás es una realidad más básica con la cual se consigue que el elegante modelo demuestre sus virtudes en el 99,99% de las veces y sus carencias el resto. En particular lo que hay es un complejo puzzle de sustancias y materiales que permiten controlar ciertos ímpetus. De hecho yo lo asimilaría con el motor de un coche. Cuando alguien diseñó el motor de un coche pensó en poner un sitio para que entrara la mezcla de gasolina (o gasóil) pensó en dar un chispazo para que la mezcla explotara o en aumentar la presión para que combustionara, en una forma de aprovechar esa energía que se creaba y transformarla en energía cinética y pensó también en una forma de evacuar los residuos del proceso. El mecanismo es muy simple (al menos el original) y me imagino a los ingenieros haciendo pruebas con distintos materiales y procesos hasta dar con uno satisfactorio.
Y todo esto se nota perfectamente en el momento en que hay que decidir refrigerar una central nuclear. Si fuera un coche que tiene un radiador perforado, echaríamos agua en el mismo cada cierto tiempo intentando llegar a un taller antes de que se gripe. En una central nuclear intentan verter toneladas de agua y, si no funciona, lo tapan todo con cemento esperando que, como el escorpión y la tortuga, todos los elementos radiactivos involucrados sigan los dictados de su naturaleza y acaben desintegrándose. Es decir, sí, mucha tecnología pero al final la solución pasa por echar agua a lo que está caliente.
Y a los ojos de todo el mundo solo existe una palabra: "Fukushima". Durante unos días, claro está. Porque ahora llegan los políticos que hace 3 días se hacían foto con Gadaffi, hace 2 hacían la vista gorda con sus tropelías ante la tímida insurgencia y ahora dicen que es muy malo, le quitan el doctorado a su hijo y reniegan de toda su dinastía hasta el punto de declarar una zona de exclusión aérea. Personalmente creo que ha sido lo más vergonzoso que, a este nivel, he visto yo en mi vida. Ya me pareció mal que los que no querían invadir Irak fueran, curiosamente los que más intereses económicos tenían allí y que, por ejemplo desde España, nos pusiéramos a discutir sobre si la invasión era por dinero o no en vez de discutir si había que invadir o no, que era algo muy diferente.
Del mismo modo, ahora con Gadaffi haría tiempo (creo que lleva bombardeando ciudades rebeldes desde hace como mínimo dos semanas) que eso tenía que haber estado sobre la mesa. Además, si bien no debería darse la situación que siempre se da según la cual el ejército de turno (sobre todo rusos, estadounidenses, prorrusos o proestadounidenses) es ayudado con material bélico por unos terceros, lo que habría que intentar es que haya un genocidio, de esos que hay tantas veces y que, para bien o para mal, los estadounidenses son los únicos que se meten (o los meten) para pararlos. Sobre todo si tenemos en cuenta que esto no es más sino el contagio a Libia de situaciones aplaudidas y yo diría que hasta fomentadas en otros países. Egipto o Túnez (o sus dictadores si me apuran) han dado una lección a todo el mundo.
No solo eso, yo tenía (y sigo teniendo) mis reticencias con los nuevos gobiernos que salgan de las "revoluciones pacíficas" que hemos vivido en los últimos meses en países islámicos. Ojalá desemboquen todas en conductas más democráticas en vez de más cerriles. Sin embargo, debo reconocer que los primeros que pidieron una zona de exclusión para Libia fueron los mismos países musulmanes. Y los que no reaccionaron fueron la ONU y la OTAN. Ahora sí, quizás hay quien diga que más vale tarde que nunca. Ahora con la abstención de Rusia, China y ¿Alemania?. Supongo que lo de Alemania se explicará por las elecciones y porque Turquía también se ha abstenido (y ya sabemos la gran cantidad de votantes turcos que hay en Alemania).
Sin embargo yo creo que es tarde. Ojalá me equivoque. Por cierto, escuchaba ayer algo en la radio y estoy de acuerdo con ello. La ONU no debía admitir países que no fueran democracias y todas sus actuaciones deberían ir encaminadas a promoverla hasta en el último rincón. En particular un país en el que el gobierno intenta acabar con la oposición a base de bombas no debería estar ahí y habría que plantearse si se interviene o no ya que tampoco termino de tener muy claro que promover una guerra civil sea la forma.
Y creo que fundamentalmente eso ha sido lo más relevante de mi semana. Bueno eso y que parece que en el mundo empresarial parece que ya ponen a pasear por las pasarelas a vacas anoréxicas y ya hasta se permiten ciertos gastos en marketing interno. Eso sí, a ver si para la próxima el catering tiene menos "fritorios" o, al menos, tienen dátiles con bacon :-). En cualquier caso, no sabemos la suerte que tenemos. La suerte de no estar situados bajo tres placas tecnónicas que te bailan un zapateado en menos que canta un gallo, la suerte de que un tsunami afectando a nuestras magras centrales nucleares no sea uno de los riesgos a incluir en nuestra matriz de riesgos, la suerte de tener el clima que tenemos, la suerte de que el gobierno (y añadiría a la oposición) tan malos como son, no se planteen perseguirnos a los que no pensamos como ellos y corrernos a bombazos (bueno, vale, alguno dirá que Franco hasta no hace mucho, pero yo puedo permitirme obviarlo porque no fuimos contemporáneos). ¡¡¡Menuda suerte tenemos!!
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